Sin embargo, aunque lo pasemos al interior de nuestras casas, no debemos descuidar los ingredientes y la composición de productos como golosinas y disfraces.
Cuidado al comprar
Cada vez son más variados los productos que se venden en el mercado para celebrar Halloween. Caramelos con intensos colores y disfraces de materiales sintéticos invaden el comercio. Sin embargo, algunos son perjudiciales para la salud.
“Pese a que estamos en un contexto distinto, el llamado es el mismo. A cuidar lo que compramos. La fabricación de los caramelos, el rotulado de sus envases, distribución y venta deben cumplir con requerimientos técnicos para garantizar su calidad y seguridad”, explica Fernando Torres, director de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello.
El toxicólogo agrega que “su composición tiene que asegurar la inocuidad para el ser humano. Por lo tanto, deben elaborarse con materias primas certificadas, autorizadas por la FDA y por la autoridad sanitaria de nuestro país”, advierte.
¿Menos naturales?
Según el experto, “hace algunas décadas los caramelos eran fabricados con pulpa de frutas, miel y cereales molidos y eran un alimento que entregaba mucha energía a quien los consumía. Hoy, en cambio, para la fabricación de estas golosinas se utilizan otros ingredientes como azúcar, jarabes de caramelo, colorantes, saborizantes, aceites y ceras”.
En el caso de los productos importados, el académico de la UNAB destaca que “quienes los comercialicen en Chile deben presentar ante la autoridad sanitaria una serie de documentos que respalden la fabricación y aseguren que las golosinas o disfraces no contengan sustancias tóxicas, que su composición sea acorde a lo que declara en la etiqueta del envase (escrita en español) y tanto los endulzantes como los colorantes deben ser permitidos por la autoridad sanitaria local”.
Disfraces
El experto sostiene que, en el caso de los disfraces, “se debe tener cuidado con las pinturas que se utilizan en la cara y aplican a las telas, ya que si no cuentan con el debido control de calidad y certificación de que no son tóxicos podrían estar contaminadas con plomo u otros metales. La exposición a ciertas dosis de plomo podría afectar el desarrollo neurológico del niño, al igual que el níquel, el cobalto y cromo, que podrían generar sensibilización de la piel y la dermatitis de contacto”.
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