En octubre se cumplieron 8 meses marcados por la pandemia y en ese contexto, no hay duda de que la salud mental de niños y adolescentes se ha visto fuertemente afectada.
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Las clases online, el encierro y las distintas tareas que realizan niños y jóvenes generó agotamiento, cambios en su rutina y otros efectos.
Al respecto, Rosario Morales, psicóloga de Centro Médico Cetep, explica que para todos “la pandemia ha sido un tiempo prolongado. Los niños están agotados, necesitan comprensión, empatía y flexibilidad. Y es aquí donde los padres cumplen un rol importante en el desarrollo infanto-juvenil. Por eso necesitan estar alerta de las actitudes y cuidados de sus hijos/as”.
6 recomendaciones
Precisamente, dado el gran impacto emocional que suponen las circunstancias excepcionales a las que nos ha enfrentado esta pandemia, la profesional de Cetep ofrece las siguientes recomendaciones para favorecer el cuidado de la salud mental de los niños/as, respecto del confinamiento y desconfinamiento:
- Hablar con los niños.
- No ocultar información e ir respondiendo lo que ellos/as preguntan, acorde a la edad de los pequeños.
- Empatizar con lo que están sintiendo.
- Anticipar lo que está por venir, darles tranquilidad, con el fin de que se sientan más seguros.
- Dar contención afectiva. Demostrar cariño, preocupación y conversar con tus hijas/os para saber cómo se sienten.
- Mantener la calma. El adulto debe guiar al niño, transmitir seguridad para que se sienta de la misma forma.
Señales a las que poner atención
Además, la profesional del Centro Médico Cetep identifica algunas señales que tienen que observar los padres respecto al comportamiento de sus hijos/as durante este periodo de pandemia.
- Conductas obsesivas respecto a la higiene: que no se hagan daño al asearse.
- Aislamiento social dentro de la casa, sobre todo con los más pequeños.
- Excesivo uso de pantallas, delimitar un horario de estas. Es recomendable utilizar las pantallas no más de 3 veces al día.
- Cortar la exposición a pantallas, al menos una hora y media antes de dormir.
- Tener atención en si tu hijo/a está perdiendo interés en actividades que anteriormente le generaban placer.
- Cambios bruscos en el estado de ánimo.
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