Dormir bien es esencial en la vida de todos, ya que los animales deprivados de sueño por completo mueren en un par de semanas. Además, un sueño reponedor permite cumplir de mejor forma con las exigencias diarias, controlar el estrés y mantener un estado de ánimo equilibrado.

Entre las muchas ventajas del dormir bien se incluyen el promover la regeneración y la buena oxigenación celular, ayudar a mantener un peso adecuado, favorecer el buen control de la presión arterial, reducir el riesgo (o mejor control) de la diabetes mellitus y mejorar la capacidad de intelecto, entre otras.

Es por esto y mucho más que se le está dando mayor importancia al tratamiento precoz de los trastornos del sueño, así como a los factores de riesgo (hipertensión arterial, diabetes, trastornos de la vía respiratoria, abuso de los mal llamados “inductores del sueño” y enfermedades cardiovasculares).

Durante el embarazo se producen algunas alteraciones del sueño que no deben pasarse por alto. Conversamos con el Dr. Rodrigo Kuljis, neurólogo del Centro del Sueño HDLA, para conocer detalles de este problema que puede afectar la salud de la madre y del hijo.

¿Cuándo se dice que el sueño está alterado?

Cuando la alteración del patrón sueño causa malestar o interfiere con el estilo de vida deseado de la  persona. Ejemplos de tal interferencia incluyen la somnolencia diurna prolongada, dificultad para realizar tareas simples que normalmente no están asociadas con mucho esfuerzo, deseo imperioso de volver a la cama a dormir, habilidades mermadas para conducir un vehículo motorizado, dificultades en el desempeño académico y laboral, y dificultad para mantener la atención en una variedad de tareas y quehaceres de importancia para la afectada.

La falta de un sueño reparador afecta la concentración, produce sensación de cansancio constante, ausentismo laboral y alteraciones del ánimo, aumentando el riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, entre otros trastornos frecuentes que están asociados con el estrés. Todo esto, por supuesto, es contraproducente para la salud, incluyendo estados fisiológicos demandantes como el embarazo, que es cuando cobra especial importancia.

¿En qué período del embarazo comienzan a presentarse alteraciones del sueño?

Comienzan en el primer trimestre, cuando las mujeres experimentan un aumento del requerimiento de sueño y fatiga, que aparentemente se debe cambios hormonales Los niveles de progesterona continúan aumentando durante el embarazo. En el tercer trimestre hay una gran cantidad de problemas conectados al aumento de la circunferencia abdominal de este proceso, como son la falta de aliento y reflujo del estómago al esófago, porque el diafragma está elevado, presionando pulmones y feto el estómago. Las embarazadas también deben orinar más durante la noche. Todas estas situaciones impactan al sueño, haciéndolo más superficial y menos reparador.

Aparte de estos fenómenos normales durante el embarazo hay otros problemas que deben ser tratados agresivamente, como la apnea obstructiva del sueño, que consiste en la interrupción completa de la respiración mientras se duerme, por períodos largos de tiempo. Esto depriva de oxígeno y reduce el flujo sanguíneo a todos los órganos, incluyendo a aquellos más delicados y vitales como el cerebro y el corazón, y, en el caso del embarazo, también al embrión en desarrollo.

¿Qué causa estas alteraciones?

Una de las principales causas son los cambios hormonales propios del embarazo, ya que  crean el escenario perfecto para la dañina apnea obstructiva de sueño. Mientras que la progesterona aumenta la inflamación en los tejidos de la garganta, el estrógeno relaja los vasos sanguíneos, lo que propicia una mayor inflamación. Incluso se libera una hormona sólo durante el embarazo, llamada relaxina, que como dice su nombre, relaja los músculos y articulaciones aumentando el riesgo de colapso de la vía aérea que subyace a la mayor parte de los casos de apnea del sueño.

Existen además factores de riesgo adicionales, entre los cuales se encuentran la obesidad pregestacional, el aumento excesivo de peso durante el embarazo, el cuello largo, la garganta pequeña, los ronquidos, la tendencia aumentada a la fatiga y la tendencia al sueño durante el día, y la tendencia al incremento en la presión sanguínea tanto con la edad como con el embarazo.

¿Qué efectos tiene el sueño alterado para la madre?

La apnea de sueño sin tratamiento durante el embarazo ha sido asociada al aumento del riesgo de padecer presión sanguínea alta o gatillar una preeclampsia o eclampsia (aumento severo de la presión arterial, derrame de albúmina en la orina y alto riesgo de convulsiones) lo que conlleva a una restricción del crecimiento intrauterino del feto y graves riesgos para la salud de la madre. Esto causa como mínimo un bajo peso en el recién nacido y aumenta el riesgo de malos resultados en la prueba de APGAR (test que evalúa la salud de recién nacidos), complicaciones del embarazo y el nacimiento, y en casos muy severos incluso le puede costar la vida a la madre y al feto/recién nacido.

¿Puede verse afectado el feto o el desarrollo del embarazo?

La alteración del desarrollo fetal se manifiesta principalmente por la reducción del crecimiento fetal intrauterino (RCIU), lo que si no se trata a tiempo podría desencadenar un recién nacido de bajo peso, susceptible a complicaciones que pueden incluso causar riesgo vital.

¿Qué tratamiento se usa para remediar la alteración de sueño en el embarazo?

La apnea obstructiva de sueño es uno de los pocos desórdenes donde, si se diagnostica en mujeres embarazadas, se pueden usar tratamientos seguros y eficaces para ellas y para el bebé. Se utilizan dos terapias principales: el CPAP (artefactos que entregan aire a presión aumentada por sobre la de la atmósfera) y las terapias orales. Ninguna de ellas requiere medicamentos (que están casi siempre contraindicados en el embarazo) y son por lo tanto seguras. Dado que la apnea obstructiva de sueño gestacional frecuentemente se resuelve por sí sola después del nacimiento del bebé, la mayoría de las mujeres no requiere tratamiento después del parto.

 

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