Lo bueno es que ahora existe amplia educación prenatal y bastante literatura respecto al parto fisiológico. Y siguiendo esta línea podemos entender que el cuerpo femenino está diseñado para atravesar un parto.
No se trata de “aprender” a parir; lo único que debemos aprender es a confiar en el cuerpo. El apoyarnos por un equipo médico de la línea de parto respetado garantizará que este proceso sea lo más fisiológico posible.
Periodo expulsivo
Cuando la mujer está de parto en la última fase, es decir, acercándose a la etapa expulsiva, existe algo que se llama reflejo de eyección. En este momento ella siente de manera espontánea las ganas de pujar. Las contracciones se vuelven mucho más extensas en duración e intensidad, la mujer comienza a pujar y ocurre el nacimiento.
Para facilitar el reflejo de eyección en la etapa expulsiva, si se opta por anestesia conviene ocupar una dosis dosificada de ella. Esto permite que la mujer siga sintiendo su cuerpo, se mueva de manera libre y adopte la posición más cómoda para pujar, evitando que otra persona dirija el pujo o que se haga una episiotomía en la zona del periné.
Para el momento expulsivo se recomiendan posturas verticales que promueven la gravedad, evitando completamente el estar acostadas en postura horizontal.
Yoga o gimnasia prenatal
El yoga o la gimnasia prenatal promueven el bienestar físico, lo que favorece llegar más activa y saludable al parto. Otra ayuda puede ser la realización de masajes perineales, que permiten conocer el periné detalladamente. Muchas veces esta zona resulta ser un tabú que no se toca.
Debemos derribar el mito de aprender a pujar. Lo que de verdad puede ayudarnos es el libre movimiento, el trabajo en conjunto con la respiración y la confianza en la fisiología del cuerpo.
Por: Caroline O’Shee, doula y fundadora de Aldea Mamá. @aldea.mama
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