La respiración profunda y a un ritmo constante no solo alivia el dolor de la parturienta. El estómago del bebé también recibe suficiente oxígeno. Además, durante el trabajo de parto, en ocasiones la mujer sufre de ansiedad, angustia y se siente muy vulnerable. La respiración es una tremenda herramienta para sobrellevar esas sensaciones y manejar de forma natural el dolor de las contracciones.

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