Mindfulness en el puerperio

Su traducción del inglés es algo así como «atención plena» o «mente plena». Por lo tanto, mindfulness es prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento. Es aprender a relacionarnos de manera directa con los acontecimientos de la vida, en el aquí y ahora, en el momento presente.

Numerosas investigaciones comprobaron que meditar regularmente produce cambios en el cerebro, infiriéndose así el importante rol que cumple el mindfulness en la plasticidad sináptica, es decir, en la capacidad de establecer mayores conexiones neuronales. Se reportan mejoras en la memoria, en la concentración, en la autoconciencia y en la inteligencia emocional.

Además, se ha demostrado que durante la meditación los lóbulos parietales, relacionados con el sentido de la orientación y autoconocimiento, disminuyen casi completamente su actividad. También disminuye la actividad de la amígdala que se vincula con el proceso del miedo.

Otros beneficios se relacionan con el sistema inmune, donde se registra un aumento en los niveles de anticuerpos.

Mindfulness en puerperio

Tras el nacimiento, la depresión, ansiedad o estrés pueden afectar la capacidad de la mamá de cuidar a su bebé, lo que impactaría en el tipo de vínculo de apego entre ellos y en el neurodesarrollo del niño.

Durante este tiempo pueden aparecer emociones intensas e inusuales que son difíciles de gestionar, potenciadas por la revolución hormonal que vive la mujer después del parto. Del mismo modo pueden surgir miedos, culpas, juicios y pensamientos recurrentes que también generan en ella ansiedad y estrés.

La práctica del mindfulness le ofrece a la mamá una herramienta para descubrir recursos internos de fortaleza, resistencia y relajación que redundarán en un aumento de la autoestima de la mujer y en la confianza en sí misma.

Prácticas breves para el puerperio

1-Respiración:

• Centrarse en la propia respiración es un ejercicio clave en mindfulness y es el punto de partida de todo principiante.
• Sentada cómodamente en una silla o tumbada en la cama, con la espalda recta, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración: en el aire que entra y sale de tu nariz, en las diferentes temperaturas del mismo, en el movimiento leve del abdomen en cada inspiración y espiración.
• Si vienen pensamientos en tu mente, no te juzgues, vuelve calmadamente a tu respiración las veces que sea necesario.
• Para comenzar son suficientes tan solo 5 minutos. Con la práctica, y luego de un par de semanas, podrás ir incrementando el tiempo en que permaneces atenta a tu propio cuerpo.

2-Escáner corporal:

• Para este ejercicio se necesitan alrededor de 15 minutos.
• Tumbada boca arriba, cierra los ojos para mejorar la concentración y comienza a recorrer con la mente todo tu cuerpo comenzando por los dedos de los pies hasta llegar a la cabeza.
• Siente las sensaciones de cada parte del cuerpo que vas transitando con tu atención. Acaba la meditación descubriendo y disfrutando la sensación de calma que este ejercicio conlleva.

3-Estar en el momento presente:

• Cuando tu mente divague entre el pasado y el futuro, entre la ansiedad de estar haciendo las cosas bien y el miedo a equivocarte, cuando te encuentres haciendo cosas en «piloto automático», trae tu pensamiento y tu atención al momento presente: al aquí y ahora.
• Si estás cambiando a tu hijo, presta atención a su manera de comunicarse contigo, si estás alimentándolo conecta con su mirada.
• Que toda tu persona (cuerpo y mente) estén allí con él disfrutando el momento.

A través de estos simples ejercicios de iniciación a la práctica, se pondrá de manifiesto cómo el mindfulness puede ayudar a la mujer a transitar el período posnatal con una menor carga de ansiedad, lo que implicará también menores grados de estrés. Esto la ayudará a conectar de manera más consciente y placentera con su bebé, favoreciendo esto el neurodesarrollo del niño.

Por: Patricia Herrera, psicopedagoga perinatal & doula. @soy_doula_holistica

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