Cuando la medicina y el deseo de ayudar a otros se lleva en la sangre, se nota. Eso es precisamente lo que sucede con la doctora Romané Minieri, o Mané, quien decidió encauzar su profesión hacia la medicina familiar y crear una comunidad en Instagram llamada @dra.dato. Aquí despliega su talento comunicacional para ayudar a las personas mostrando diversos temas de salud, lactancia, sueño infantil, datos de pediatras, entre otros. Todo con un lenguaje simple y visual.
Dentro de la comunidad, gran parte de las consultas proviene de mamás angustiadas por la lactancia y porque no duermen bien en la noche. Son mamás con muchas expectativas y, aunque la mayoría vive un proceso normal, como no saben de esos temas se angustian. También llegan bastantes consultas acerca del Covid-19, tos, estornudos, qué hago en caso de, etc.
Sonríe Mamá conversó con la Dra. Minieri para conocer un poco más de su vida, su experiencia como doctora y mamá.
¿Por qué decidiste ser doctora?
Desde niña fui muy estudiosa y ordenada, y siempre me llamó la atención la medicina. No sé por qué, pero tenía la vocación desde muy chica. ¡Y eso que no tengo familiares médicos!
Me atraía mucho el tema de sanar a la gente y jugaba con mis peluches a ser doctora. Siempre lo recuerdo. Ya de grande se me desarrolló más esta vocación y lo ratifiqué con el estudio que me llevó a esta profesión.
¿Cuáles han sido las experiencias que más te han marcado como doctora?
A todos los médicos nos marcan mucho las muertes que vemos durante esta carrera; son siempre difíciles de llevar, sobre todo cuando se trata de niños o muertes inesperadas. Lo otro que marca, pero para bien, son los partos. Y es que no hay nada más lindo que ver a las guaguas nacer. Uno como doctor o doctora vibra con toda esa adrenalina del momento.
Como doctora optaste por la medicina familiar. ¿Por qué?
Estoy en camino de especializarme en medicina familiar —aún no termino— porque tiene un enfoque más integral y me encanta. No solo mira al paciente, sino también a su entorno familiar y social. A veces las personas no logran seguir los tratamientos solamente porque no tienen un entorno adecuado. A través de la medicina familiar puedo acompañar a mis pacientes desde que nacen hasta el final de su vida.
¿Cuál crees que debiera ser la mirada respecto de la salud en el siglo XXI?
Debiera mirarse como una medicina más integral, social y sobre todo preventiva. La prevención y educación es clave para las futuras generaciones, para tener una sociedad más sana y con buena calidad de vida.
Además de doctora eres mamá. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este ámbito?
A mi primera guagua la tuve a los 29 años. Fue la experiencia más linda y desafiante que me ha tocado vivir. Yo amo ser mamá, al punto de llegar a desplazar la medicina que es una de las cosas que más me apasiona. Al principio me costó, pues sentía que no tenía todos los conocimientos y nadie me había enseñado a criar. Hay tantas expectativas en la sociedad que uno siente una gran carga al ser mamá. Por ejemplo, encontraba difícil lo relacionado con la lactancia o el sueño y, como quería hacerlo de la mejor manera, estudié y me preparé en esos temas.
¿Y cómo fue el ser mamá en pandemia?
Elena, mi primera hija, vivió sus dos primeros años en «modo pandemia». Y mi segunda hija, Emilia, nació en plena ola de Covid-19. Fue difícil y con mucho miedo por el contagio. Mi marido también es médico, así que fue una etapa complicada para nosotros.
Sin embargo, lo que rescato de la pandemia es que me pude quedar más tiempo con mis niñitas por el posnatal extendido. Eso sirvió mucho para organizar esta nueva etapa familiar. Ahora que hay un mayor manejo del virus y están las vacunas, empezamos a retomar la vida, los parques y a juntarnos con el resto de la familia. ¿Por qué? Porque es clave para la maternidad estar acompañadas y criar en tribu.
*Crédito fotografía principal: @fotografiamin
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