Hábitos de familias felices
El Covid-19 ha implicado un cambio en las rutinas diarias de las familias, donde sus integrantes han debido readaptarse a nuevas formas de relacionarse, trabajar, estudiar, horarios y tareas intensas.
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Muchas de estas interrogantes transitan por las mentes de padres y madres en estos días. Y la verdad es que nuestro cerebro posee plasticidad cerebral, que es la capacidad de adaptarnos a enfrentar momentos difíciles y salir fortalecidos de esta experiencia, reforzando así la capacidad de resiliencia humana. Esta vivencia de “pasar 24×7 en familia” no se había dado antes en la historia de la humanidad. El mantenernos en casa junto a nuestros seres queridos —todo el tiempo— puede ser visto como una oportunidad para crecer en familia o como una amenaza, debido a que agudiza “qué tan bien lo estábamos haciendo” respecto a este tema. Esta reflexión acerca de ver las crisis como oportunidades permite sacarle provecho a cada momento. Es una invitación a disfrutar de ver crecer a nuestros hijos, a ser partícipes de sus primeros pasos, escuchar sus primeras palabras, ayudarles a leer o escribir, compartir cuentos y aventuras de lo cotidiano. Hoy, ser feliz requiere una segunda mirada; ha nacido un cambio de perspectiva. Mirar las crisis como un desafío del que debemos salir airosos es un aprendizaje tanto a nivel familiar como personal. Una invitación a ver los retos que la vida nos da día a día y a agradecer todo aquello que tenemos (vivienda, agua caliente, cama, vestuario, alimentación, etc.). Esta mentalidad positiva y optimista, en donde percibimos la vida como retos y no amenazas, será un modelo que aprenderán nuestros hijos. A continuación, se muestran algunos hábitos saludables para las familias que pueden traer más felicidad y bienestar a todos sus integrantes: Para que un hábito se consolide requiere de repetición constante. Si quieres que tu hijo aprenda alguna tarea es necesario ser metódico, repitiendo el aprendizaje esperado y reforzando cuando la conducta se produzca. Los niveles y tiempo de concentración varían de una persona a otra, así como también depende de la edad de cada uno. Por lo mismo, es necesario tomarnos pausas. Tómate unos 5 minutos al día para sentir, escuchar, ver cómo estoy, cómo está mi cuerpo, mis emociones y mis pensamientos. Cuando surja alguna dificultad, invita a los niños y adolescentes a resolver el problema preguntando a cada uno: «¿Qué harías tú para resolver esta situación?». Es importante generar responsabilidad y compromiso con las tareas de la casa. Así no hay sobrecargas para un solo adulto y esto genera la visión de que “somos un equipo”. Para que todo funcione bien se requiere de cada miembro de la familia. Un espacio en donde podemos compartir lo que nos pasó durante el día y cómo me siento hoy es el momento de comer alimentos, un espacio para dejar los celulares fuera (adultos, niños y jóvenes) y solo conversar. Así los adultos vamos abriendo la conversación para modelar la conducta en los más pequeños. La cocina es una tarea que involucra tareas ejecutivas, planeación, organización, paciencia y sobre todo diversión. Es el momento de reírnos y compartir desde el amor. Regálate un momento del día para jugar con los más pequeños de la casa, sentarse en el suelo y compartir sus juguetes. Esto generará mucha alegría en ellos. Los más grandes también pueden participar. Comparte un juego online con tu hijo o hija y pasen un rato de diversión. ¡Te lo mereces! Una vez que establezcas rutinas familiares diarias, como “ahora vas a jugar con tus juguetes, mientras mamá o papá trabajan”, partimos por pocos minutos y luego estos tiempos se van alargando. Decirles a los hijos lo que esperas de ellos disminuye su ansiedad, mejora su autoestima y autonomía. Así les enseñamos que “su tiempo y mi tiempo” es igual de importante y debemos respetarlo. Si decides premiar a tu hijo con algún incentivo, siempre cumple con lo acordado. No olvides que eres su modelo a seguir y como padres nosotros le enseñamos a confiar en el mundo. Para los niños la familia es su mundo, es decir, el lugar que les presenta oportunidades para crecer, explorar y experimentar. Por lo tanto, cuidar este espacio genera un sentimiento de seguridad y confianza personal-familiar. Sé con quiénes cuento y aprendo de lo que soy capaz. Para los adolescentes, la familia constituye ese refugio al que puedo ir cada vez que lo necesite, en donde siempre me esperaran con los brazos abiertos y una sonrisa amorosa. Por: Karynna Pérez Benavente, psicóloga clínica. @psicologakarynnaperezbenavente [irp posts=»9164″ name=»Padres: ¡menos celular y más tiempo con los hijos!»]
¿Cómo ser felices en familia en momentos de crisis? ¿Podemos retomar la vida que teníamos antes? ¿Estamos sacando partido a esta nueva vivencia? ¿Mis hijos o hijas están aprendiendo contenidos mediante las clases online?
Oportunidad y no amenaza
Toma nota
Realiza rutinas familiares diarias
Tómate una pausa: respira, baila, abraza, canta y/o ríe
Intenta la práctica de: “unos minutos conmigo”.
Invita a tus hijos a reflexionar
Comparte las tareas cotidianas con todo el grupo familiar, ajustándolas a la edad y recursos de cada uno
Reunirse a cenar
Cocinemos juntos
Juega con tus hijos
Enséñales a tus hijos a respetar “tus tiempos”
Siempre cumple lo que prometes
La familia es su mundo