¿Saldrá con los ojos del papá?, ¿el pelo de la mamá?, ¿la nariz de la abuela? Estas y otras son preguntas clásicas respecto a lo que heredarán los hijos de sus progenitores. Pero lo cierto es que la mayor parte de los rasgos físicos que heredamos son fruto del azar. Salvo aspectos muy definidos que, en el caso de los hombres, se traspasan genéticamente a los hijos.
Leer artículo completo