El Dr. José Hun, traumatólogo especialista en Medicina Deportiva de
Clínica Universidad de los Andes, explica que en un trauma común —como un golpe, contusión, esguince o una contractura brusca que se da comúnmente en la práctica deportiva— se necesita bajar la inflamación, evitar que se forme un hematoma (moretón) y disminuir el edema (hinchazón). En este caso, lo recomendado es aplicar frío, el que ayuda además a disminuir el posible daño a los tejidos involucrados y el dolor en la zona lesionada.
Los ideal es aplicar el frío no más de 15 a 20 minutos cada 6 a 8 horas.
¿Y después?
De acuerdo con el especialista, después de 48 a 72 horas de producida la lesión lo que se necesita es reparar, aumentar la vascularización para mejorar el intercambio entre los radicales tóxicos y los nuevos nutrientes y oxígeno para drenar la inflamación y el edema, y estimular el proceso de reparación. Y para esto es necesario aplicar calor.
El calor se puede emplear también en las contracturas posturales que llevan varios días, para lograr la relajación muscular.
Debe aplicarse de 15 a 20 minutos al menos 3 veces al día.
Dos opciones
La forma clásica de uso es con una bolsa de hielo o un guatero, siempre cubriendo la piel con un paño delgado para no producir quemaduras. Existen en el mercado también las ampliamente utilizadas compresas frío-calor, las que pueden congelarse o calentarse en un microondas o a baño María.
«De todas maneras, estas son indicaciones generales, que varían caso a caso y, por supuesto, si existe la duda de que pueda ser una lesión más grave se debe acudir por asistencia profesional», explica.
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