Me imagino que has escuchado el término “burnout”, pero referido al ámbito del trabajo. Sin embargo, existe también un estado de agotamiento físico, emocional y mental relacionado con la crianza. ¿Te identificas?
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Cuando se está tratando de tener un adecuado desempeño en el trabajo al mismo tiempo que mantener una casa ordenada y limpia, o mientras estamos formando a hijos pequeños o adolescentes, el cansancio crónico y la irritación permanente pueden formar parte de la rutina diaria, provocando una disminución de la sensación propósito y autorealización en la vida. Esto tiene como consecuencia resentimientos y depresiones que pueden llegar a necesitar tratamientos especializados para lograr superarlos.
De ahí la vital importancia de identificar este “burnout de la crianza”, antes de que sus efectos impacten negativamente tu vida personal y las relaciones familiares.
Señales a reconocer
- Abrumador agotamiento. Puede ser físico, emocional o ambos
- Distanciamiento de los hijos. Los siguen amando, desde luego, pero ya no disfrutan pasar tiempo con ellos
- Pérdida de sentido y realización personal
- Angustia, vergüenza y culpa
Es importante que sepas que es perfectamente normal sentirse así cuando las demandas de la vida exigen más de lo que alguien siente que puede manejar. Sucede con muchísima frecuencia a muchísimos padres de familia, pero como es algo “socialmente inaceptable” decir que estás cansada de ser mamá o agotado de ser papá, nadie habla al respecto.
Cómo enfrentar el problema
- Uno de los primeros pasos para aliviar este agotamiento es precisamente hablar del tema. Ojalá encuentres en ti la valentía para iniciar las conversaciones con los padres a tu alrededor. Harías mucho bien.
- Otra manera de trabajar constructivamente en el “burnout de la crianza” es cambiando la mirada de tus circunstancias. Es decir, buscando oportunidades de crecimiento, o identificando las cosas por las que estás agradecida, o enfocarte en ver las dificultades más como desafíos que como problemas…
- Un camino más para sentirte mejor es hacer pequeños cambios que ayuden a disminuir tus niveles de estrés.
- Es poco lo que puedes modificar rápidamente del carácter de tu difícil hijo adolescente o si tu esposo está trabajando tanto que está poco en casa. Para realizar cambios encamina tus esfuerzos a lo que está bajo tu control. Por ejemplo, puedes analizar qué parte de las tareas hogareñas puedes delegar a los diferentes miembros de la familia, o con cuáles actividades extraescolares o turnos puedes pedir a otros papás que te apoyen buscando a tus hijos. Pequeños cambios que pueden aliviar un poco de la sensación de agobio, reduciendo tu estrés.
- Practica decir y pensar menos la palabra “debería”, pues habla de las expectativas que te has impuesto y cómo no las estás cumpliendo. ¡Es una enorme presión, que solo tú te exiges!
Siempre he dicho que criar hijos es un verdadero arte y que ninguno de nosotros, como padres, hacemos la tarea perfectamente, sin error. Seamos amables, pacientes y cariñosos, primero, con nosotros mismos para hacer nuestro mejor esfuerzo en construirnos un entorno feliz y enseñarles a nuestros niños el camino para que ellos puedan hacerlo también.
Por: Mónica Bulnes, psicóloga. Si tienes una consulta sobre este tema que quieras preguntar a la psicóloga Mónica Bulnes, entra a www.preguntaleamonica.com y te la responderá sin costo alguno.
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