Sueño del bebé: ¿es bueno usar aparatos de ruido blanco?
Una de las consultas más frecuentes de los padres en la consulta pediátrica tiene que ver con el sueño del bebé. La llegada a casa tras el nacimiento supone todo un desafío para ellos, sobre todo si son primerizos, y pueden sentir miedo o nerviosismo cuando notan que el bebé no concilia el sueño fácilmente, que se despierta con facilidad, que duerme a intervalos, que llora y se despierta intranquilo por las noches.
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Sonríe Mamá conversó con la Dra. Carolina Giadach y la Dra. Claudia Riffo, neurólogas pediátricas y especialistas en medicina del sueño de la UC, para conocer un poco más sobre el dormir de los bebés y la posible efectividad del sistema de ruido blanco. El ruido blanco se produce por la combinación de sonidos de diferentes frecuencias audibles por el ser humano (20 a 20.000 hertz). Es un ruido aleatorio que posee la misma potencia a lo largo de toda la banda de frecuencia. Esto hace que el nivel del umbral auditivo alcance su máximo, por lo que algunos estímulos auditivos serán menos capaces de activar la corteza cerebral durante el sueño y producir un despertar. Hay muy poca información a nivel científico sobre la efectividad del ruido blanco para favorecer la relajación y el sueño. Algunos estudios han encontrado que puede ser útil en disminuir la resistencia a la hora de acostarse y los despertares nocturnos, aunque suelen volver cuando se interrumpe la emisión de ruido. Tampoco se conoce el efecto a largo plazo del ruido blanco y sus potenciales efectos adversos no están completamente claros. Por lo tanto, no hay suficiente evidencia sobre su eficacia y seguridad para recomendar su uso en el manejo del insomnio pediátrico. El sueño infantil es un proceso directamente ligado al desarrollo cerebral. La maduración del sistema nervioso ocurre durante los primeros 2 años de vida con un crecimiento neuronal y de conexiones de expresión exponencial. La maduración de muchos sistemas, como el visual y el auditivo, ocurren en períodos simultáneos al desarrollo del sueño. El sistema auditivo es parte del sistema nervioso central, la audición es captada por receptores y la información es ordenada según las distintas frecuencias en una organización perfecta. En los niños, estas células se encuentran en pleno desarrollo y los sonidos configuran las conexiones en el cerebro en áreas auditivas (programadas genéticamente) que posteriormente permitirán el desarrollo del lenguaje. Por lo tanto, cabe preguntarse: ¿cambiar la configuración de complejos sistemas de codificación auditiva podría tener repercusiones en el desarrollo normal y en el lenguaje? El tema es que el impacto de la exposición a un ruido en un cerebro en desarrollo no ha sido explorado. Por ello, creemos que no sería una recomendación para ayudar a dormir a bebés. De hecho, podría actuar como condicionamiento, evitando que aprendan a lograr un sueño autónomo. Sí podría recomendarse, tal vez, para un adolescente o adulto. En general no, a menos que el volumen sea tan alto que pueda afectar la audición. En adultos sabemos que no hay riesgos. Sin embargo, en niños que están desarrollando su sistema auditivo no lo sabemos. En casos de apnea del sueño, donde la persona deja de respirar unos instantes mientras duerme, el uso de ruido blanco podría ser contraproducente, ya que el despertar es un mecanismo para detener la pausa respiratoria. Es posible que en un adulto pueda ayudar como un mecanismo que pueda cambiar la atención de un estímulo a otro. También se observan estudios con ruido blanco y dolor actuando como un mecanismo atencional. En un adulto probablemente sea efectivo como una medida ambiental. De acuerdo con lo explicado por ambas neurólogas, los bebés poseen un sistema nervioso en desarrollo en cuanto a su reloj interno y hormonas. En una primera etapa reciben directamente de su madre la melatonina (hormona del sueño) a través de la leche materna. Recién alrededor de los 4 meses, un recién nacido de término comienza a producir su propia hormona y a ordenar sus ciclos en horarios diurnos y nocturnos. Hay que recordar que duermen varias siestas y que a lo largo del tiempo estas van desapareciendo para convertirse en sueño de predominio nocturno. Las expertas señalan que los bebés poseen un sueño inquieto. Y es que el sueño que conocemos como REM en el adulto (con atonía o falta de tono muscular) en los pequeños es todo lo contrario, siendo esto necesario como una forma de estimulación del sistema motor. Por eso muchos padres refieren que el bebé o lactante es “muy inquieto para dormir”. “El principal problema en el sueño de los bebés es acoplarse a los ritmos y para eso requiere un largo proceso de cambios adaptativos”, señalan. Las neurólogas explican que son pocos los niños y lactantes que poseen realmente un trastorno del sueño por una causa de origen genética asociada a alteraciones neurológicas u hormonales, entre otras. Esto porque la principal causa de los trastornos de sueño en los bebés es ambiental. “Se debe analizar caso a caso. Con una adecuada historia y examen físico evaluamos repercusiones que justifiquen una terapia farmacológica. En algunos casos se requiere un estudio del sueño”, comentan. [irp posts=»9567″ name=»Video: ¿Cuál es la forma correcta de acostar al bebé?»]
Al respecto, y como una forma de ayudar a los acongojados padres, se ha visto información en internet acerca del uso de aparatos de ruido blanco que “beneficiarían” el sueño del bebé.
¿Qué es el ruido blanco?
¿Existe investigación sólida acerca del uso de ruido blanco en niños?
¿Qué relación podría tener un estímulo auditivo con el sueño infantil?
¿Existen riesgos asociados al ruido blanco?
¿Podría servir en algunas patologías de sueño del adulto?
Bebés inquietos… es normal
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