“En este sentido, para los niños también ha sido un aprendizaje importante el cambiar su rutina escolar por clases y tareas online, que no solo les demandan tiempo, sino que también habilidades que les permitan aprender a aprehender”, reflexiona Claudia Figueroa, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello y Magíster en Desarrollo Cognitivo.
Es así como de pasar desde una sala de clase, con normas, silencios y tiempos organizados y conocidos, ahora en el hogar deben hacerse autónomos en el cómo se valida su aprendizaje y se adquieren los contenidos.
En este sentido, hay grandes desafíos que sortear en el hogar. La académica de la UNAB responde tres preguntas que con más frecuencia se hacen los padres.
1.- ¿Hacer o no las tareas?:
Hoy lo principal es contenernos en el seno de nuestro hogar, seamos 5 o 1 necesitamos estar contenidos. Los niños también lo requieren y, sobre todo, lo necesitan. El torbellino del día y las emociones pueden hacer que se configuren jornadas difíciles en que las tareas no son prioridad. No es necesario estar pendiente de cuánto se hace, sino más bien de cómo se hace. Si no hay ánimo un día pregunte por qué, qué pasa y convérsenlo. No obligue, ello no es necesario ni útil, pues el aprendizaje necesita motivación.
2.- ¿Cómo organizar los tiempos y los requerimientos del día?:
Ojalá se construyan horarios que dispongan de tiempos consecutivos en que se conjuguen juegos, compartir en familia y desarrollo de los quehaceres escolares. En cada familia la organización es distinta, pero para aprender a organizarse como individuo un buen comienzo es tener tareas designadas, sea cual sea la edad y acorde a lo que es posible para el niño. Si lo que deseamos es que este período sirva para la posteridad del desarrollo de nuestros niños y niñas, el aprender que tienen capacidades y posibilidades de ejercer roles es fundamental.
3.- ¿Mi hijo o hija logra aprender sus materias?:
Esta es una pregunta central para estos días, y la respuesta muy compleja en un sistema escolar que poco o nada potencia y valida las características individuales que hacen que un niño o niña aprenda. Por ello es necesario promover en familia cómo se aprende y qué se hace para ello. Pregunte a sus hijos qué creen que es lo mejor para hacer las tareas, qué se le hace más ágil y fácil en el aprendizaje, qué hace ella o él para lograr realizar las tareas, qué se le hace más difícil y por qué cree que eso le sucede. Se sorprenderá la conciencia que tienen los niños y niñas, así como lo nutritivo que es desde la contención el liberarse de los temores y fantasías a esa edad.
Finalmente, la experta en desarrollo cognitivo asegura que “hay que recordar que todos, adultos y niños, estamos día a día aprendiendo en una realidad que parece amenazante en extremo y con desafíos que nos obligan a cambiar mirando el mundo desde otro lugar”.
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