Míriam Tirado, coach de crianza consciente y autora del libro
«Rabietas» (Ediciones Urano), explica que los niños necesitan límites para desarrollarse de forma sana y segura. Necesitan saber qué sí, qué no y cómo.
Los padres deben comprender y aceptar que de los 2 a los 6 años los hijos necesitan «testear» los límites. Ir sabiendo, por nuestros NO y nuestras reacciones, qué está permitido y qué no. Nuestros hijos necesitarán experimentar la toma de decisiones, la confrontación y, por qué no decirlo, la desobediencia. Es normal y necesitan pasar por esta etapa.
Pero más allá de esto, los padres pueden explorar más profundamente qué está pasando cuando el límite que ponen no se cumple. A continuación, se muestran algunos motivos frecuentes planteados por la experta en su libro.
1-Exceso de NO
Ponemos tantos NO que le desbordan, ya no los escucha ni contempla cumplirlos: aquí tenemos que revisarnos porque desde el exceso de «noes» estamos yendo en contra de su naturaleza.
2-Que el límite no sea adecuado a su momento ni desarrollo
Queremos que cumpla cosas que, por edad, no le corresponden ni puede cumplir. Por ejemplo, que no se levante del restaurante en una sobremesa eterna con la familia, o que se esté quieto media hora sentado en una silla. No va a poder. Tendremos que salir a la calle para que pueda moverse (recordemos que era una necesidad básica) para luego, cuando esté mejor, poder volver a entrar y pasar un rato más sentado.
3-Que haya tanto malestar que necesite buscar la confrontación
Esto puede pasar cuando, por ejemplo, nuestro hijo o hija está demasiado removido porque ha empezado el colegio, porque tiene un hermano pequeño y está muerto de celos, o por otros mil motivos. Como en realidad se siente mal y está enfadado, puede necesitar no cumplir el límite para buscar la confrontación con nosotros y poder llorar, rabiar y expresar todo su malestar. En realidad, solamente necesita una excusa para poder explotar y sacar todo su malestar.

4-Que ponemos el límite desde el lugar inadecuado (por lo general enganchados a nuestro ego)
Cuando se da este caso los niños lo notan y no quieren participar de ello. Esto también nos pasa a los adultos cuando discutimos, por ejemplo, con la pareja. Cuando notamos que la otra parte actúa desde el ego, eso nos hace colocarnos todavía más en nuestra posición y acabamos siendo dos niños discutiendo. Pues bueno, en su caso es absolutamente normal. Apenas notan nuestra necesidad de control desde el ego, huirán y rechazarán seguramente cumplir el límite que les imponemos.
5-Que quieren llamar nuestra atención
A veces sin querer entramos en una dinámica que hace que nos sientan solo disponibles, presentes y absolutamente atentos cuando no cumplen un límite. Ahí es cuando lo dejamos todo y les atendemos con esa presencia que ellos anhelan siempre y que no encuentran en nosotros en otros momentos en los que no hay conflicto. De esta forma, buscarán constantemente el conflicto con nosotros, solamente para saborear esa presencia plena que les damos en el enfado. Sí, aunque sea por las malas, nos quieren presentes. Así de importante es para ellos que les atendamos con todos nuestros sentidos y presencia plena.
[irp posts=»4749″ name=»Crianza: ¿cómo evitar las amenazas y construir una relación de familia?»]