La Real Academia Española define al juego como “acción y efecto de jugar por entretenimiento”. El juego es fundamental para el desarrollo de los pequeños y, por ello, es fundamental saber cómo darles atención. En el ámbito de la discapacidad, el juego tiene un rol muy valioso.

“Los niños suelen jugar de manera espontánea y sin interferencia del adulto, y muchas veces es por esto que el juego es subestimado en cuanto a su valor e importancia. No obstante, no podemos mirar al juego de manera tan superficial relevando sólo su característica lúdica y obviando un elemento central que nos entrega y que lo podemos resumir en una palabra: experiencia”, explica Andrea Mira, académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la U. Andrés Bello.

El juego también va demandando, cada vez, mayores niveles de sofisticación cognitiva y es por esto que uno puede observar una evolución en el juego de los niños.

“Claramente, el juego tendrá diferencias según los contextos donde el niño o niña se desarrolle. A grandes rasgos, uno podría señalar que el contexto físico estaría constituido por los espacios físicos, los juguetes, el mobiliario, etc., los que pueden actuar como un facilitador o un obstaculizador del juego en el niño. Por ejemplo, un ambiente caótico y desordenado, puede dificultar que el niño o niña explore el ambiente y que pueda interactuar de manera satisfactoria con los elementos presentes en el lugar”, detalla la experta.

Contexto y características

El contexto social estará determinado  por las personas con las que el niño o niña interactúe, en él podrían estar sus cuidadores primarios (mamá, papá, abuelos u otros), sus hermanos, pares, etc. “Este contexto también podrá facilitar o limitar la participación del niño en experiencias lúdicas”, dice la académica.

El juego también estará determinado por las propias características del niño o niña. “Esto es fundamental para poder comprender cómo el juego irá variando según el nivel de desarrollo, la edad cronológica, estilos y preferencias de los niños. Por ejemplo, un niño que presenta una conducta más inhibida, será muy cauteloso en su exploración y en su juego. Un niño con trastorno del espectro autista, podría evitar elementos simbólicos, como usar una cuchara para alimentar una muñeca y preferir el hacer un puzzle o construir una torre con bloques”.

Seguros y confiados

Un niño o niña con discapacidad deberá enfrentar mayores dificultades, barreras físicas y sociales para lograr una participación satisfactoria en sus actividades cotidianas, entre ellas, el juego. “A veces por alteraciones en su desarrollo motor, cognitivo, social o sensorial tendrán mayores dificultades ya sea para explorar, manipular o relacionarse con los juguetes y con sus pares o adultos en un contexto lúdico. Por ejemplo, un niño con dificultades cognitivas puede interactuar con un objeto de manera repetitiva, sin darle un uso específico o funcional. Por otro lado, un niño con una parálisis cerebral, que requiere el uso de una silla de ruedas para desplazarse, podría tener dificultades para acceder a una plaza o al patio de colegio para jugar con sus pares”, dice.

“Si retomamos la idea del juego como una experiencia esencial para nuestro aprendizaje y socialización, no podemos permitir que los niños y niñas con discapacidad se vean privados de esta vivencia. Es más, debemos incorporarlo de manera temprana en las intervenciones y potenciar el que las familias lo utilicen como algo natural en sus dinámicas. El juego es una herramienta fundamental para el aprendizaje de los niños con discapacidad”, destaca la académica.

Las necesidades de cada niño o niña variarán, dependiendo de su desarrollo y del contexto en el que se desenvuelve. Pero, en general, podemos mencionar que les puede tomar más tiempo aprender, e incluso pueden prestar dificultades en atender a un estímulo o juguete presentado. Es por esto que estudios han demostrado que los adultos (padres o terapeutas) deben lograr que los niños o niñas se sientan seguros y confiados, antes de presentarles experiencias novedosas”, concluye la terapeuta.