La desobediencia, como tal, aparece a partir de los 2 o 3 años. Antes, los niños pasan por la “etapa del no”, del oposicionismo, época en la que casi de manera sistemática contradicen prácticamente todas las propuestas de los adultos. Ello no significa que sean desobedientes, ya que forma parte de su desarrollo social al comenzar a desarrollar su independencia y a formar su carácter.

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