¿Cuánto conoces sobre tus emociones?
“En un mundo en el que aparentemente predomina la razón, las emociones se encuentran en el origen de muchas de nuestras enfermedades y de la gran mayoría de las dificultades en la relación con los demás, el mundo y yo”.
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Pero ¿cómo logramos nuestro bienestar emocional? Esto se logra a través del autoconocimiento, que se refiere al proceso de conocerse a uno mismo, estar totalmente relacionado con el desarrollo personal, con la capacidad de introspección que tiene una persona de reconocerse como individuo y también para diferenciarse de los demás. Los tiempos actuales de confinamiento demostraron la importancia del autoconocimiento. Nos encontramos con niños y adolescentes que no saben cómo expresar lo que sienten y lo que les sucede, generándose ansiedad, angustia, aburrimiento, desesperanza, miedo, incertidumbre y desmotivación. Un desafío para las personas que trabajan en el ámbito educativo, respecto al aprendizaje socioafectivo de niños y adolescentes, es generar situaciones que favorezcan bienestar, lo cual se asocia a la experiencia de emociones positivas. Y para poder generar emociones positivas es básico el autoconocimiento, partiendo por la autoconciencia emocional, tomando conocimiento de los propios estados internos, recursos como las fortalezas, reconocer las propias emociones y los efectos que estas tienen sobre nuestro estado físico, nuestro comportamiento y pensamiento. Existen diversas estrategias para poder ir desarrollando el autoconocimiento. Aquí se muestran dos de ellas. Aunque el concepto de autoevaluación no se encuentra definido desde la psicología sí es tomado muy en cuenta, entendiendo que la autoevaluación no solo es comprendida o abordada desde lo pedagógico, sino que también arranca de las teorías sobre autorregulación (Zimmerman, 2000). Esto tiene que ver con autorregular el aprendizaje, conductas a través del control que el sujeto realiza sobre sus pensamientos, acciones, emociones y motivación, entre otros aspectos. Por otro lado, la coevaluación alude a la percepción que los demás tienen de uno mismo, es decir, entregan una valoración específica sobre un aprendizaje, conducta u actitudes. Es fundamental comprender que todo proceso de desarrollo personal debe partir del conocimiento profundo sobre sí mismo, lo cual implica desarrollar la atención consciente y la reflexión. Para realizar esta actividad se pueden responder a las siguientes preguntas: Esta pregunta se podría responder realizando lo siguiente: si tuvieras un espejo en el cual puedes verte en un día común, tomando en cuenta como has reaccionado a los acontecimientos de ese día en particular ¿cuáles serían las emociones que más te identifican? Escríbelas. Para responder a esta pregunta se puede escribir un listado con ocho fortalezas o características positivas que poseo. Para esto se puede pedir la opinión a los miembros del grupo familiar. Si no se pregunta de manera directa, se puede realizar como una actividad familiar, escribiendo las preguntas en una hoja. Por ejemplo: una pregunta a los padres, hermanos, abuelos, etc.; preguntas como: ¿creen que expreso y manejo mis emociones?, ¿cómo me relaciono con los demás? Para esto preguntamos a nuestros amigos, siguiendo las preguntas del punto anterior. Estas preguntas nos ayudarán a conocer desde el ámbito individual, familiar y social, la percepción que tenemos y tienen de nosotros en estos aspectos. Esta actividad es muy valiosa, ya que estamos acostumbrados a identificar lo negativo de nosotros, más que lo positivo como nuestras fortalezas. Estas preguntas nos permitirán ampliar nuestra mirada al prestar atención a las semejanzas y/o diferencias entre las apreciaciones. Desde un enfoque narrativo se debe tomar en cuenta que cada vida, cada experiencia es una historia. Esta es una estrategia que consiste en registrar nuestras emociones en un papel, computador u otro medio. Ayuda a reflexionar, a recordar situaciones vivenciales, a tomar conciencia de nuestras sensaciones e identificar nuestras emociones. Podemos reconocerlas a través de diversos ejercicios, como oír una canción y poner atención a cómo reacciona nuestro cuerpo, un ejercicio de respiración, visualización o la reflexión. Es un espacio para uno, donde podemos sincerarnos, conocernos y expresarnos. Para poder llevar a cabo estas dos estrategias solo necesitamos una hoja y un lápiz. Los invito a dejar 10 minutos al día para poder realizar una de estas actividades. Será la mejor inversión de nuestra vida… somos nosotros mismos. Fuente: Julia Soto, psicóloga y docente Universidad Santo Tomás [irp posts=»2487″ name=»¡Aprende a disfrutar de las emociones positivas!»]
La frase anterior, del doctor Karmelo Biskarra, hace referencia a la importancia de las emociones en nuestras vidas. Nos lleva a tomar conciencia de que los estados emocionales se relacionan con la salud y con el bienestar, entendiendo bienestar como estar-bien, sentirse bien, tanto física y emocionalmente.
Emociones positivas
Estrategia 1: autoevaluación y coevaluación de la inteligencia emocional
¿Cómo me veo a mí mismo en el manejo de mis emociones?
¿Cómo valoro mis habilidades emocionales en las relaciones con las otras personas?
¿Cómo me ve mi familia en el manejo de mis emociones y en las relaciones sociales?
¿Cómo me ven mis amigos en el manejo de mis emociones y en las relaciones sociales?
Estrategia 2: bitácora emocional