“En caso de despresurización de la cabina se abrirán automáticamente las máscaras de oxígeno. Tire de la suya, colóquela sobre su nariz y boca y respire con normalidad. Si lleva un niño con usted, póngase primero la máscara”.
Solemos escuchar esto cuando tomamos un avión. Pero es igualmente válido para nosotras, las mamás en la crianza, ya que si no tenemos aire para respirar ¿cómo podemos ayudar a nuestros hijos/as a vivir bien? De ahí la importancia del autocuidado.
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Desde el inicio de la pandemia, las mujeres, mamás, abuelas o cuidadoras hemos demostrado que somos polifuncionales, mujeres capaces de abarcar una infinidad de tareas (multitareas): labores profesionales, domésticas, de crianza (vale el doble si es adolescente), clases online, entre otras.
Estudio
El estudio “Efectos de la pandemia en niños” (www.cuidemosanuestrosninos.org) indagó en el impacto sobre la salud mental de niños y niñas hasta los 11 años de más de 2.500 familias. Algunas de sus conclusiones fueron:
- Aumento de las reacciones emocionales (61%), así como de las demandas a los adultos (73%).
- Mayor índice de desobediencia de los niños y niñas, quienes se volvieron mucho más desafiantes (43%).
Indudablemente, las mamás no necesitamos el estudio para corroborar esto ¿verdad?
Salud mental de la mamá
Esta situación de pandemia generó un indudable impacto en la salud mental de mamás y cuidadoras, lo que a su vez repercutió, y aún sigue ocurriendo, en el estrés y cansancio.
En ocasiones, esto se traduce en un problema en el trato con los niños y niñas. Entramos en un círculo negativo donde contamos con menos recursos fisiológicos y psicológicos a nuestro favor para abordar las necesidades de nuestros hijos o acompañarlos en momentos en que ellos y ellas nos necesitan.
Un camino de ayuda
La Programación Neurolingüística (PNL) nos enseña a acceder a nuestros recursos internos, como la paciencia, la fortaleza, la creatividad, la amabilidad, la firmeza y la flexibilidad.
A continuación, te propongo un ejercicio para conectar con nuestros recursos y favorecer el autocuidado.
- Primero, piensa en una situación problema donde necesitas cuidarte más a ti misma.
- Segundo, pregúntate: ¿Por qué no hice tal o cual cosa? ¿Qué habría necesitado para hacerlo? ¡Ese es el recurso! Por ejemplo, la autoestima.
- Tercero, recuerda un momento en tu vida donde tuviste la autoestima necesaria para tomar acciones de autocuidado y date un momento para esto.
- Luego te invito a anotarlo: ¿Cómo lo hice? ¿Qué pensamientos y sentimientos tuve? Entra intensamente en esa experiencia para traerla al presente y utilizarla cada vez que te falte ese recurso.
Hay múltiples acciones que puedes realizar para cuidarte, como por ejemplo entregarte un espacio solo para ti. Pueden ser 10 minutos, pero fueron solo tuyos. Esto es clave, pues significa que te pones en un lugar importante en la lista de prioridades de tu vida.
Respiración
También tenemos en nuestro poder otra valiosa herramienta que nos ayuda al autocuidado: la respiración. Generar ciclos de respiración consciente ayuda a salir de estados de estrés o evitar entrar en ellos.
Probemos:
- Busca un lugar tranquilo (puede ser hasta el baño), toma conciencia de tu cuerpo.
- Si te acomoda cierra tus ojos y comienza a inhalar por la nariz, reteniendo el aire por unos segundos y botándolo nuevamente por la nariz.
- Continúa haciendo este mismo ciclo por lo menos en 7 repeticiones o las que el tiempo te permita.
- A medida que inhalas puedes ir visualizando cómo entra calma, paz y armonía a tu cuerpo y, al exhalar, cómo sueltas las tensiones y preocupaciones.
- Esto lo puedes incorporar como una práctica diaria de autocuidado, en donde no necesitas más de 5 minutos.
Por: Natalia Ceballos Pardo. Educadora de Párvulos, coach y trainer de la Escuela PNL Aplicada de Chile. www.escuelapnl.cl
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