Esta conducta aparece aproximadamente entre los 10 y 12 meses, cuando los niño/as aún son muy pequeños. Se origina en emociones que no son capaces de expresar de otra forma debido a la limitada capacidad de control y expresión de sus emociones. Los adultos suelen decirle al niño o niña “eso no se hace”, “a tu amigo le duele cuando lo muerdes”, pero rápidamente nos damos cuenta que estas frases no detienen las mordeduras y que los niños se sienten tristes o avergonzados cuando las escuchan.
Observar y descubrir
Para acompañar de buena manera a los niños y niñas en esos momentos, lo primero es comprender que las mordeduras hablan de una situación que ha provocado malestar. En la medida que podamos aceptar que los niños/as también se enojan, y que es válido hacerlo, y podamos enseñarles qué los enoja y cómo expresarlo de otras formas será posible que aprendan a canalizar el malestar que los ha impulsado a morder sin dañar a otros.
Considerando todo lo anterior, la invitación es a descubrir qué provoca que el niño o niña muerda. Lo recomendable es observar en qué momentos ocurre, por ejemplo: ¿muerde cuando le dicen que no puede hacer algo?, ¿muerde cuando está nervioso? El objetivo es identificar qué cosas, personas o situaciones le generan frustración o nerviosismo y ayudar al niño/a a identificarlas y ponerlas en palabras.
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Esto a su vez permitirá que el adulto pueda anticipar al acto de morder y ayudarlo por medio de la traducción emocional de su sentir. De esta manera, podrás ayudarle a entender qué es lo que pasó, validando y conteniendo su emoción y finalmente enseñándole qué hacer con lo que siente.
Por ejemplo, “parece que te enojas mucho cuando un compañero toma un juguete que te gusta y te dan ganas de morderlo. ¿Te parece que cuando te enojes me llames y yo te ayudo a buscar el juguete?”. Si observas que se está enojando puedes decir “tu carita está un poco roja, parece que te pasó algo, necesitas ayuda? a veces nos enojamos cuando no nos resulta algo”.
Recuerda que este es un proceso de aprendizaje y que requiere de tiempo y persistencia. Pero con cariño verás que tu hijo/a irá avanzando poco a poco.
Si tu hijo muerde y necesitas profundizar más sobre este tema puedes conversar con los sicólogos de Fonoinfancia (800 200 818). Este es un servicio gratuito que funciona de lunes a viernes de 8:30 a 19:00 horas. www.fonoinfancia.cl