La OMS ratificó recientemente que el uso excesivo de videojuegos puede constituirse en una adición y por ende transformarse en enfermedad mental.

Sonríe Mamá & Familia conversó con Carolina Pérez Stephens —educadora de párvulos UC, máster en educación Universidad de Harvard y directora de Starfish Preschool— quien participó recientemente en el seminario «Niños y pantallas: previniendo la adicción digital«, realizado en Carolina del Norte, Estados Unidos.

Allí se abordó de manera integral el abuso de pantallas por parte de los niños mostrándose los daños que conlleva. Hay que hacer una distinción entre las pantallas pasivas, como la TV, y las pantallas interactivas, como los smartphones, tablets y videojuegos.

Según Pérez, “darle un smartphone a un cerebro inmaduro es como darle una droga y no hay profesor, actividad extracurricular o mesa de taca taca que pueda competir con eso”.

¿Cuál es la edad más vulnerable frente a las pantallas y por qué?

Nuestros hijos tienen un gran desarrollo neuronal entre los 6 meses y los 8 años. Ahí se juega el «mundial de fútbol» de la inteligencia cognitiva, social y emocional. Sus cerebros están ávidos de conectar neuronas y su plasticidad es increíble. Pero para eso tienen que ensuciarse, jugar, mirarse a los ojos, leer, que les lean cuentos, disfrazarse, hacer experimentos, jugar con amigos, hacer clubes, casitas en el árbol y trepar cerros. Nuestro cerebro y cuerpo están diseñados para aprender de manera concreta. Es un mito la idea del nativo digital, la cual da a entender a los padres que sus niños vienen con un chip especial o tienen un cableado cerebral distinto. ¡Falso! El cerebro de nuestros hijos es igual al nuestro y al de nuestros abuelos, ya que para que haya un «upgrade» genético necesitaríamos 1.000 años de evolución.

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¿Cuáles serían los efectos negativos de las pantallas en el cerebro de los niños?

El gran problema del abuso de pantallas es que el umbral de placer de los niños se está seteando (programando) de manera muy alta, tan alta como ocurre con el consumo de drogas. Es por esto que niños de 4 años pueden estar frente a su tablet por 4 horas sin interrupción, porque el placer es ¡gigante! Nada ni nadie puede competir contra la descarga anormal de ese neurotransmisor del placer (dopamina) que genera el cerebro frente a la interacción con la pantalla interactiva.

Para sentir el mismo placer el cerebro va a necesitar dosis cada vez más altas. Entonces, si después invitas a tus hijos a leer o jugar a la pelota les dará lata. El problema es que muchos padres ven a las pantallas como solución ideal. Estamos pagando por el silencio y la desaparición de nuestros hijos. Al pasarle el celular nadie hace ruido, nadie molesta y nadie habla. Es como si no estuvieran presentes los hijos, mientras nosotros los padres vivimos nuestra vida.

De acuerdo a las cifras, los niños chilenos pasan más tiempo conectados al día que el promedio OCDE. Todas estas horas dejarían alteradísimo al cerebro, por lo que obviamente hay consecuencias y en algunos niños pueden ser bastante graves.

¿Por qué las pantallas afectan más a los menores que a los adultos?

Simplemente porque su cerebro está en pleno desarrollo, su cerebro es mucho más susceptible. Por eso tenemos que saber qué cosas y actividades los pueden ayudar a su desarrollo e inteligencia. Y, por el contrario, qué actividades y consumos los pueden perjudicar y hacerlos vulnerables a futuras adicciones.

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Darle un smartphone a un cerebro inmaduro es como darle una droga y no hay profesor, actividad extracurricular o mesa de taca taca que pueda competir con eso. Es cosa de ver cómo están los niños a la salida de todos los colegios: uno al lado del otro, ninguno conversa, todos miran para abajo con sus teléfonos.

¿Qué señales de los niños deben encender la alerta?

Hay que estar atento si un niño prefiere quedarse en su casa jugando videojuegos o usando redes sociales en vez de salir a jugar; si hay que amenazarlo con quitarle el celular para que haga las tareas; si solo se pone de buen humor cuando puede jugar videojuegos. En resumen, si su vida y placer gira en torno a los aparatos electrónicos y no goza ni siente placer con la vida y las personas reales.

¿A qué nos arriesgamos a futuro con este abuso de pantallas?

En mi opinión, nos arriesgamos a tener una sociedad menos inteligente, más desregulada, más ansiosa, más agresiva y menos empática.

¿Qué consejos entregarías a los padres para que no tengan que lamentar problemas después?

Simplemente disfrutar de las cosas simples de la vida como salir a caminar, mirar el color de las hojas en otoño, conversar, ir a un restaurante con lápices, jugar a las cartas, subir un cerro o salir con una lupa a investigar los insectos de la plaza. La invitación es a volver a conectarnos, mirarnos a los ojos y conversar en la mesa. De acuerdo con las investigaciones sabemos que un niño crecerá sano, inteligente y feliz si está con amigos, animales y con su familia, interactuando, jugando en su medio ambiente.

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